COMIDAS Y BEBIDAS: Las cremas (Hot cereal)
Por. Grisel Torres Pagán
Mi mama y mi abuelita
Loren me enseñaron a comer cremas en las mañanas. A veces hasta en las tardes
de lluvia. En ocasiones se sustituía por un pedazo de pan con queso,
mantequilla y un buen salami. O por esos desayunos apetitosos con tocineta y
huevo.
Me recuerdo yendo a la
tienda de Fermín (Delfín Ramos), que en paz descanse. El dueño de la tienda en
mi barrio, quien era socialista y ateo. Cuántas veces mi hermano y yo lo
sorprendíamos diciendo: --“Äy Dios mío”. Y a carcajadas le decíamos, te
atrapamos. Jaja. Y qué muchos puntapiés se llevaba por jugar con nosotros. Allí
comprábamos fiados media libra de jamón cocido, o de mortadella o el salami
favorito de mi padre, que le llamaban pepinillo. Tenía la cubierta roja; y una
libra de pan de agua.
Y si no había pan,
había galletas expor-sodas. El "pancake” con sirop no era mi favorito, ni su
variante “las tostadas francesas. El
café con leche no podia faltar.
Hoy en mi etapa de
adultez estoy retornando a las cremas. La maicena (fécula de maíz) sigue siendo
mi preferida. Aunque a veces la harina de maíz con coco la desplaza. La avena
no puede faltar, porque ya se sabe que ayuda a la salud del corazón. Esas de
los “fastfoods”, en nada se comparan. Y no entiendo porqué le decían “marota”.
Debe ser un vocablo africano o taíno. Habrá que preguntarle al
“boricuazo”. La farina, que antes no me atraía, hay veces que el paladar me
pide sentir esos granitos dulces y suaves. Claro más me encantan con los
ingredientes que le añado a mis cremas, que son azúcar morena, canela y
vainilla. No importa el tipo de leche que use, con todas se puede lograr el
platillo.
Las cremas me elevan a
gratos recuerdos, caen suave a mi estómago y enriquecen mi dieta.
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